«Pretty Woman» dos décadas después

Hará poco más de un mes grabé «Pretty Woman» para verla un viernes por la noche, acompañada de mi chico y de unas onzas de chocolate, como un magnífico plan de esos que reconfortan y alegran sólo pensarlo.

Y ahí estaba yo, veinte años después, con el mismo hombre al lado, dispuesta a disfrutar de la fantástica historia de amor entre Julia y Richard. A los pocos minutos de comenzar la película empecé a sentir…una extraña sensación. ¿De verdad era la misma película que me fascinó en los años mozos? ¿Tanto había cambiado yo, entonces, para que un mismo filme me pareciera una patética historia de aberración del género femenino?.

En esta ocasión, sólo pude ver a una prostituta cegada por el resplandor de un tipo guapo con mucha pasta que le colmaba de ropa chula y joyas carísimas.

Vale, es cierto, a quién no le gustaría hacer el amor sobre un piano de cola en una sala desierta con exquisita iluminación sin el riesgo de que una niña de cinco años te sorprenda en medio del acto diciendo que no tiene sueño. Pero nada más.

No quiero ni necesito que un tipo guapete y trajeado montado en limusina y blandiendo un paraguas y un ramo de flores suba hasta mi balcón (¡puf, menudo golpe!) para salvarme…¿de qué?. Quiero un chico que pase el aspirador, sepa que no tengo un buen día sólo mirarme la cara, y nadie tenga que recordarle el cumpleaños de su madre.

Y que sea él quien se levante a llevar a la niña de cinco años de vuelta a la cama.

Un comentario en “«Pretty Woman» dos décadas después”

  1. La verdad es que con el paso del tiempo la gran mayoría de las películas pierden ese encanto que nos cautivó,excepto las grandes obras maestras del cine,esas que son eternas…Yo no me levanto porque el médico dice que es malo para los pies,que se enfrían…

    Me gusta

Deja un comentario